“Te advierto quien quiera que fueras, Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no encuentras dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo afuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros Oh! Hombre, conocete a ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses”.
Antiguamente se insistía en que el hombre, si quería conocer el universo y sus leyes, sus misterios, debía primero y ante todo conocerse así mismo.
Aún resuenan las milenarias palabras de la sabiduría entre las paredes de los templos de misterios, entre el susurro de los árboles en los bosques, en las olas del embravecido océano de la vida “Nosce te Ipsum” ¡Conócete a ti mismo y conocerás el universo!
Y no es para menos, porque cualquiera que busca la verdad, que anhela lo espiritual, después de sufrir y buscar la sabiduría por todos lados, se da cuenta de que hay un sólo camino, que este camino se encuentra dentro de si mismo, en su propio y vasto universo interior.
“El exterior es el reflejo de lo interior” las civilizaciones se conocen a través de sus legados culturales; en su arquitectura, escultura o pintura. Se ha dicho bien, “Si quieres conocer a un pueblo, deberás empezar por conocer la obra de sus artistas”.
Los monumentos y el arte que crearon, son el testimonio del nivel cultural y espiritual que alcanzaron estas culturas.
La sabiduría Esotérica-mística es conocimiento síntesis, sabiduría milenaria y religiosa que lleva al hombre con sentido de responsabilidad al reencuentro consigo mismo, con su real Ser y al descubrimiento verdadero y vivencial de la naturaleza del universo.